sábado, 11 de julio de 2015

Me encerré tanto en la oficina que un día me olvidé como se veía mi trasero con la perfecta curvatura que aplasta la silla. Me encerré tanto en la oficina que un día me olvidé de todas mis promesas y todos mis sueños. Me había prometido que iba a donar el 10% de mi sueldo y terminé reclamando el mismo porcentaje en aumento para seguir ahorrando con esperanza y avaricia por el sueño prometido de la casa propia y aprendía a callar y tolerar insensateces cuando a ese se le llame respeto. Tuve que soportar el aire gélido del aire acondicionado, esa mezcla noventosa de alfombra olor a pucho y frio glacial, si es que el frío huele, verdaderamente creo que mi oficina huele a banco.

Me encerré tanto en la oficina que de repente todo el tiempo se transformó en quincenas de cobranza, tiempo que antes se medía en canciones. Me encerré tanto que aveces se me pasa el movimiento del solo por alto, bien alto, por encima del cielo razo y los cables de conexión y me di cuenta que estaba muy encerrada, que las viandas solo podían tener gusto a microondas, que las repeticiones que marcan mis actos podrían bien ser realizadas por robots si se pudieran entrenarlos y que todo ese tiempo infundado llamado universitario no me dio practica ni dicha y me transformo en una rata de biblioteca sobrecalificada que por suerte no fue lo suficientemente intensa como para allanar mi instinto y es por eso que hoy renuncio y me abro al vació con todas las de caer y morir digna o volar libre.

Si señor, hoy renuncio y le planto elescritior pequeño sus groserias inmundas su falta de tacto de deducacion de percepcion de tolaerancia de humanidad y avaricia de acato su actitud paternalista sobreprotectora y desdeñoza con adultos crecidos y por demas preparados. Hot renuncion y pateo el tablero en busca de oficinas mas abiertas. o porque no mi propia oficina? una que pueda montar en cualquier lugar. que no tenga que temerle a los preconceptos con los que carga mi generacion y ni mi caracter multivocacional, que el sacrificio me sea gustoo y el trabajo respetuoso. porque señor jefe, señores de recursos humanos, los humanos no son recursos. los humanos son personas con intereses propios inmersos en una matrix autocreada a la que deben responder. los humanos no son vacas que responden a un proceso de seleccion predeciblemente dando muestras de eficiencia, liderazgo o cualidades a determinar a traves de un juego de lego. porque las personas que no pueden trabajar por vocacion trabajarn por plata, pero definitivamente ninguna trabaja por masoquista y por amor a que le hagan mierda el ego día tras día, la gente tiene aspiraciones y sentimientos que si les son quitados, (profecía autocumplida) se convertiran en los inútiles que detentanan. encerrados en la oficina, incapaces de salir, de pensar por si mismos, de aportar, de crear, de ser y exisitr dignos frente a la tarea asignada, jefes tiránicos. licenciados perversos sistmea siniestro que dententa en la oficina

Me encerré tanto que recién pude encontrar las palarbas para escribir esto días despes de haber salido de ella. mi corazon es un motor que late insesablemente junto con el artificio de nuestros sueños y la naturaleza de nuestros actos. somos lo que creamos y el que no crea, realmente no crea. MUERE

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