Salir a
caminar y sentir pulsar los autos en el pavimento. Como los pájaros atestiguan
la mañana y mi corazón que late por estar viva. Por primera vez en mucho tiempo
me siento existir en este cuerpo. En este guante que envuelve otros tantos
guantes y soy porque existo y hoy me creo capaz de pilotearme por el tráfico
matutino sin caer en demasiados baches.
Me siento
en mi con todos mis ciclos, mis tiempos, mis, esperas, mis dudas. Soy como una
planta que nace y muere infinitamente entre sus hojas y las flores que
esplendorosamente se suceden hasta dar la nada o frutos, frutos que dan
semillas, frutos que se secan y se pierden en la tierra o se pudren. Soy mis
esperas soy mis ciclos. Soy la paciencia que no me colma pero que persigo
atentamente desde haber probado sus virtudes.
Cada cuadra
es un desafío recorrido, ya que voy pisando el futuro voy rozándole el rabo
mientras voy abandonando pasado, quemando presente temblando el aire con mi
respiración pausada y aprendiendo que es difícil lograr mantener el control
cuando se sabe que no se tienen el control de casi nada y aquellas cosas que
uno controla, las controla a veces. la vida no esta compuesta de constantes
momentos de protagonismo hollywoodense. Es saber respetar los ciclos del
aburrimiento, de la pereza, de la tristeza, tanto como los de la productividad
y la alegría. Asombrarse ante lo que la cultura no espera que te asombres. En
las sombras, en la oscuridad, se gesta el nuevo ciclo de luz.
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